*El lago artificial, ubicado en el histórico cerro de Loreto y Guadalupe de la Ciudad de Puebla, los patos y hurracas conviven con niños, niñas, familias enteras, parejas, quinceañeras
Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- En el cerro de Loreto y Guadalupe, en el mirador natural de Puebla, hay un lago artificial donde el bullicio de la ciudad se escucha menos y en lugar del claxón de vehículos, las aves cantando y los patos graznando: es el Lago de la Concordia.
Un depósito de agua artificial donde familias de patos se zambullen en el agua y nadan plácidamente en espera de que un paseante les dé comida. Patos blancos y con plumas cafés y manchas negras que salen del agua para que un niño y su madre les de migajas de pan.
Una familia se toma foto, mientras ven a las aves nadar; una mujer que se resguarda del sol bajo un árbol, sentada en una banca. Turistas que ven el lago a lo lejos, desde el mirador. Un niño que corre con su papá, hay una adulta mayor que compra una paleta de hielo. Parejas sentadas que conversan frente a la calma del lago.
Una quinceañera con su vestido pomposo rosa y un arreglo floral en sus manos, dando vueltas, mientras un fotógrafo la capta con el lago como fondo. Su padre toma más fotos con el celular, mientras ella se recarga en el puente.
Las horas pasan y el calor se mitiga con la brisa del agua, mientras los patos siguen graznando. A lo lejos, muy lejos, se escucha el rechinar de un automóvil, el tráfico en la avenida, los vehículos que suben al cerro.
Se ven urracas volar de un árbol a otro y bajar al lago para pasar sus patas en la superficie liquída. Escuchar el aire correr entre las ramas de los árboles y los pasos de las familias que bajan las escaleras y los puentes entre el cerro para llegar al lago.
El lago de la concordia en algunas ocasiones se convierte en un proyector nocturno, en donde exhiben leyendas de Puebla.
A veces es parte de las celebraciones en fechas importantes como el 5 de Mayo y el Grito de la Independencia, donde se observan los fuegos artificiales iluminar el cielo y tener el fondo de una ciudad, que algún día fue una colonia española.
El lugar tiene espacios comerciales que pueden ser rentados, colinda con una pista de trote y una ciclopista, así como El Relicario. Un microcosmos de una ciudad, de su gente y sus visitantes.